miércoles, 18 de marzo de 2009

Niña violada, madre excomulgada


x Francho Barón

Muchos se preguntan en Brasil qué diría el fallecido arzobispo de Olinda y Recife, Hélder Câmara, si levantara la cabeza y asistiera a la polémica que mantiene estupefacto a todo el país. Câmara fue un profundo humanista, precursor de los movimientos católicos de base y furibundo activista por la defensa de los derechos civiles y humanos. Se enfrentó a cara de perro al régimen militar que subyugó a Brasil durante 21 años, que lo persiguió y lo acusó de comunista.

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Su sucesor, José Cardoso Sobrinho, parece no mirarse en su espejo. O, al menos, ésa es la opinión más extendida entre los brasileños después de que el prelado haya anunciado la excomunión de los médicos y la madre de una niña de nueve años violada por su padrastro, que la semana pasada abortó de dos gemelos frutos de la agresión sexual. Según los médicos, su vida corría riesgo si el embarazo continuaba su curso. La ley brasileña también la amparaba para interrumpir la gestación. Pero ninguna de estas razones ablandó al arzobispo, que vio en la decisión de abortar un acto de perversidad moral incompatible con la confesión católica.

El caso ha enfrentado a Lula con la cúpula eclesiástica del país La onda expansiva del caso llegó la semana pasada a los pasillos del Vaticano, donde el cardenal Giovanni Battista Re, estrecho colaborador del papa Benedicto XVI y presidente de la Comisión Pontificia para América Latina, declaró al rotativo italiano La Stampa que "el verdadero problema es que los gemelos concebidos eran personas inocentes, que tenían el derecho innegable a la vida. La Iglesia siempre ha defendido el derecho a la vida y debe continuar haciéndolo, sin adaptarse a las modas de cada época o al oportunismo político". De esta manera, la alta curia vaticana cerraba filas en torno al polémico cardenal Cardoso Sobrinho, que pese a todo sigue sin contar con la comprensión de la mayoría de los creyentes brasileños.

La airada reacción de la Iglesia romana fue provocada, en parte, por las declaraciones sin medias tintas del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva: "Como cristiano y como católico, lamento profundamente que un obispo de la Iglesia católica tenga tal comportamiento conservador. No se puede permitir que una niña violada por su padrastro tenga ese hijo, para empezar porque la vida de esa niña corría riesgo. Creo que en ese aspecto la medicina tiene más razón que la Iglesia". La clave está en que desde el Gobierno de Brasilia se subraya que el aborto en este país es un asunto de salud pública mucho antes que de dogmas religiosos. Miles de mujeres abortan cada año clandestinamente en Brasil, en condiciones infrahumanas, y muchas de ellas no logran salir con vida de las intervenciones.

Un día después de la declaración de Lula, el arzobispo Cardoso Sobrino replicó: "Si el presidente desea hacer un pronunciamiento sobre un asunto teológico, yo le sugeriría que primero pidiese ayuda a sus asesores que sepan de teología, que conozcan la doctrina de la Iglesia católica". El cardenal brasileño, Geraldo Majella Agnelo, tampoco quiso contenerse: "Si el Gobierno no defiende la vida humana desde su concepción, ¿qué va a defender?".

En Brasil, la separación de papeles entre la Iglesia y el Estado está claramente plasmada en el preámbulo de la Constitución de 1988. Pese a la laicidad del Estado, las relaciones de Lula con la religión católica siempre han sido especialmente cordiales por razones que se remontan a su época de líder sindical y militante de la izquierda más recalcitrante. Brasil, como el resto de América Latina, fue en la segunda mitad del siglo XX un semillero de movimientos eclesiásticos de base, entre otros, la teología de la liberación. Durante la dictadura militar, estos movimientos dieron una amplia cobertura a miles de activistas de izquierdas, algunos de los cuales hoy son militantes del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula y forman parte del Gobierno. La relación sentimental con la Iglesia viene de lejos, pero en este caso no ha sido suficiente para evitar el choque.

Actualmente, la ley sólo permite abortar en casos de violación o cuando corra riesgo la vida de la madre. Existe un tercer supuesto, aún en vías de aprobación, para los casos de malformación fetal incompatible con la vida. En el caso de la niña de nueve años convergían los dos primeros supuestos. El embarazo, de 15 semanas, era de altísimo riesgo tanto por las dimensiones de los órganos de la niña, aún en fase de crecimiento, como por tratarse de una gestación de gemelos. El padre biológico de la niña quería que los gemelos viesen la luz. La madre se mostró irreductible ante la posibilidad de que el embarazo continuara su curso.

Publicado en El País el 15 de marzo de 2009.

domingo, 1 de marzo de 2009

El sistema en crisis... ¡Nuestra lucha en auge!



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El 8 de Marzo es un día señalado en el calendario, el institucionalismo lo define como día de la mujer trabajadora. ¿Pero es que trabajadoras no somos todas?
A día de hoy lo que se entiende por mujer trabajadora es en realidad una mujer sufridora de la doble explotación, ya que la educación patriarcal en la mujer la prepara como madre, esposa y ama de casa. ¿Qué pasa? ¿qué si no cobramos no somos trabajadoras?
Debemos incidir en que el homenaje a la mujer no sólo debe centrarse en un solo día, ya que como mujeres sufrimos una serie de desdichas durante todo el año.

A consecuencia de la dedicación de la mujer en las tareas domésticas y en los cuidados de la familia, se nos obliga a recurrir a puestos de trabajo a tiempo parcial, temporales, precarios, así los contratos basura van a parar en gran medida a las mujeres.
Otro ejemplo más de las desigualdades que sufren las mujeres en el ámbito laboral es la feminización de algunos puestos de trabajo marcados por grandes diferencias salariales. Los puestos de trabajo ATS, enfermería o trabajo social, son ocupados en su mayoría por mujeres, mientras que las jefaturas, siguen a manos de los hombres.
Por otro lado la crisis capitalista vigente en este período va a ensañarse con nosotras. En un momento en que las empresas deciden apretarse el cinturón despidiendo a cientos de trabajadorxs de sus plantillas como en el caso de ONO en Valladolid. Y no es nada arbitrario, dado que las estadísticas muestran que los hombres, por desempeñar el mismo puesto de trabajo, cobran sobre el 30% más que una mujer. Este hecho deja muy claro que las mujeres somos menos valoradas en el entorno laboral ¿Si se nos considera menos valiosas, qué nos hace pensar que a la hora de firmar los despidos no seremos las principales candidatas?

Y esto es sólo el principio porque en el plano político tampoco nos libramos de la represión por parte de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado. Para ejemplo lo sucedido en Tarragona hace un mes, en donde a las compañeras que se manifestaban contra los cánones de belleza impuestos fueron agredidas por la policía española.
La cosa no acaba ahí, seguimos siendo criminalizadas a la hora de ejecutar nuestro derecho a tener hijxs. La reforma de la ley que se está cocinando a manos del PSOE y con la complicidad de IU para la despenalización del aborto no es otra cosa más que un lavado de cara que en el fondo recorta nuestro derecho a elegir.

Desde Liza defendemos que el homenaje del día 8 de Marzo, no es sólo a la mujer que trabaja fuera de casa, sino a todas las mujeres que día a día luchan por desencasillarse del estereotipo de mujer a cargo del marido, hijxs y casa, y que, por supuesto, no es suficiente con una o dos fechas al año.

Ante la situación vigente en todos los ámbitos, no nos queda otra cosa que salir a la calle para demostrar que la unidad de las mujeres es más poderosa que nunca y que no nos vamos a cansar de luchar por nuestros derechos y romper con este sistema que tanto nos oprime.


¡MoviLIZAte!